Las personas que deseen convertirse en conductores y conductoras deben atravesar una serie de pruebas y trámites antes de sentarse en el asiento de un automóvil y apretar el acelerador. Para circular por las calles, caminos y carreteras del país es necesario contar con un documento que garantice seguridad a la comunidad. Nos referimos a la licencia de manejo.
Si bien existen muchos tipos de licencias para conducir en el sistema de transporte, la clase B es la más utilizada ya que incluye vehículos motorizados de cuatro o tres ruedas como autos, furgones y camionetas y más. Es la pieza fundamental para todos y todas quienes estén pensando en comprar o arrendar un automóvil para movilizarse, tiene una tarifa establecida (manejada según la municipalidad pero que varía entre los $40.000 y $30.000) y demanda dos tipos de exámenes, uno práctico y otro teórico.
Lo primero que se debe hacer para sacar la licencia de conducir es estudiar para la prueba teórica que incluye todo lo que deben saber las personas sobre el comportamiento del tránsito, sus reglas, detalles, recomendaciones, etc. Existe material en la página en www.conaset.cl que ayudará a practicar.
Tras este paso, los postulantes deben dirigirse a la Dirección de Tránsito de la Municipalidad que estimen conveniente o en la que residan, pedir hora de atención y asistir a una entrevista junto a un médico que medirá la capacidad de coordinación, reacción, auditiva y visual. Una vez aprobado este examen las personas son evaluadas teóricamente de acuerdo al contenido de la clase de licencia a la cual se postula, estudiado previamente.
La última etapa de la postulación consiste en aprobar el examen práctico que será agendado y desarrollado con el examinador a una hora y lugar convenido entre ambos. Si todo sale bien durante el trayecto, se otorga la licencia para conducir y ya se puede circular en el medio de transporte que se elija.